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27 de septiembre de 2022
El iPad Pro revoluciona los proyectos arqueológicos para conservar la historia de la antigua Pompeya
Es martes por la mañana de la última semana de trabajo para el equipo de excavaciones arqueológicas de Pompeya y la emoción se palpa en el ambiente.
El día antes se descubrió toda una colección de objetos dentro de una fosa en una antigua cocina romana. La doctora Allison Emmerson, que es la profesora de la Universidad Tulane encargada del proyecto, cree que el equipo encontrará aún más cosas cuando llegue al fondo. Cada hallazgo es un paso más para conocer la historia del lugar y de las personas que lo frecuentaban.
Una nueva herramienta se ha hecho un hueco entre las palas, los cubos, los cepillos y los picos que los arqueólogos utilizan desde hace siglos: el iPad Pro.
«El iPad es la máquina perfecta para la arqueología», dice la doctora Emmerson, que formó parte del primer equipo que utilizó el dispositivo para registrar datos de yacimientos allá por 2010. Para ella, el iPad ha revolucionado este ámbito.
La doctora Emmerson, cuyo trabajo se centra en las antiguas comunidades romanas que se suelen excluir de los estudios, como las mujeres, los pobres y los esclavos, ha convertido el iPad Pro en la piedra angular de su equipo este verano. Y cree que volverá a revolucionar su campo de estudio gracias a su mayor velocidad de procesamiento, su excelente autonomía, el escáner LiDAR y la versatilidad del Apple Pencil, entre otras cosas.
«Las excavaciones arqueológicas son un proceso destructivo. Estas tareas no se pueden repetir, por lo que nuestra prioridad es registrar todos los datos de manera exhaustiva para que los futuros investigadores puedan reconstruir el yacimiento», explica Emmerson. «El iPad Pro nos permite obtener datos de una forma más rápida, precisa y segura que ninguna otra herramienta, y tiene la capacidad de procesamiento necesaria para agregar y visualizar la información de formas impensables hasta ahora».
La erupción del monte Vesubio que se produjo en el otoño del año 79 d.C. enterró la ciudad de Pompeya en material volcánico. Diecisiete años antes, un terremoto de gran magnitud causó daños considerables, y algunos arqueólogos creen que Pompeya ya se encontraba en declive entre esos dos sucesos.
Para las cinco semanas que ha durado la excavación de este año, llamada «proyecto Pompeya I.14 de la Universidad Tulane» debido a la ubicación del edificio en el trazado de la ciudad, la doctora Emmerson reunió a arqueólogos y estudiantes de ambos lados del Atlántico con la finalidad de desenterrar un edificio del siglo II o III a.C. que podría haber sido un restaurante.
El equipo también cuenta con un departamento tecnológico codirigido por el doctor Alex Elvis Badillo, un especialista en arqueología digital que lleva un año colaborando con la doctora Emmerson en el uso pionero de técnicas para registrar y publicar hallazgos arqueológicos.
El doctor Badillo y la doctora Emmerson se pusieron dos objetivos para el verano: dejar atrás el papel utilizando un mismo dispositivo para todo y crear una base de datos online que permitiera a otras personas recrear la excavación en formato virtual. El Dr. Badillo sabía que el iPad Pro con el Apple Pencil serviría de base para su trabajo, y seleccionó las herramientas de Esri, así como Concepts de TopHatch, como apps adicionales.
Esto transformó la excavación, sobre todo para sus supervisores: el doctor Jordan Rogers, profesor en el Carleton College, y Mary-Evelyn Farrior, que está terminando su doctorado en la Universidad de Columbia. Cada uno de ellos se responsabilizaba de dirigir a los excavadores universitarios y registrar la mayoría de los datos obtenidos en su zanja; es decir, su zona asignada del yacimiento.
«Antes siempre registraba los datos de las excavaciones con un lápiz o un bolígrafo», dice Rogers. «Dibujaba en papel gráfico y utilizaba una cuerda y un nivel para cuadrar las medidas. Hacíamos fotos con varias cámaras y había que cargarlas a mano después del trabajo. Cada cosa estaba en un sitio distinto, así que todas las noches dedicábamos varias horas a pasar las notas del día al ordenador».
Ahora, cuando el doctor Rogers y su equipo empiezan a ahondar en la fosa de la cocina donde encontraron tantos tesoros el día anterior, las únicas herramientas que llevan encima son el iPad Pro y el Apple Pencil.
«Al principio tenía mis reticencias porque nunca había utilizado un iPad», comenta Rogers, «pero aprendí a manejarme enseguida. Es increíble lo rápido y eficiente que es registrar datos, sobre todo con el Apple Pencil. Me da mucha tranquilidad pensar que no voy a perder ninguna hoja de papel, y antes había muchísimas».
El Dr. Badillo personalizó la aplicación ArcGIS Survey123 de Esri para que los arqueólogos pudieran introducir más de 50 campos de información distinta en su iPad Pro, incluyendo archivos adjuntos como fotos y bocetos.
«Esta excavación es la tercera vez que uso el iPad sobre el terreno», cuenta Farrior. «Pero es la primera vez que uso el iPad Pro, que me permite recopilar todo tipo de información en un único sitio. Dibujo planos de mi zanja en la app Concepts con el Apple Pencil, hago fotos con la cámara y escribo mis observaciones con el Magic Keyboard, todo a una velocidad increíble. Y la batería dura todo el día a pesar de las temperaturas extremas y las polvaredas que hay en la excavación».
El doctor Rogers también utiliza el escáner LiDAR del iPad Pro y 3d Scanner App de Laan Labs para crear mapas tridimensionales de sus zanjas.
«Cada imagen tarda entre 10 y 15 segundos en escanearse, así que es rapidísimo además de superfácil», dice Rogers. «El dispositivo se las apaña muy bien para capturar todos los detalles y combinar las imágenes, cosa que resultará muy útil para poder consultarlas cuando nos pongamos a analizar los datos al final de la excavación».
Cuanto más profundizan Rogers y su equipo en la fosa de la cocina, más objetos encuentran, como trozos de una máscara decorativa, partes de recipientes de cocina, huesos de animales y una pequeña lámpara. Todos ellos ayudan a los arqueólogos a saber cómo y cuándo se usaba este restaurante. Esos indicios parecen indicar que pertenecía a un periodo distinto del que se pensaba y que se encontraba en una ciudad en su apogeo, no en declive.
Uno de los objetos más reveladores se desenterró unas semanas antes en la zanja de Farrior. Una persona del equipo que estudia en la universidad descubrió una auténtica rareza mientras cribaba la tierra de un cubo. Se trataba de un áureo, una moneda de oro emitida durante el último año de vida del emperador Augusto, por lo que sus orígenes se remontaban al año 13 o principios del año 14 d.C.
«Apareció bajo el suelo de una habitación. Parece que la pusieron ahí de forma intencionada, probablemente como ofrenda a un dios mientras construían o reconstruían el lugar», explica la doctora Emmerson. «Tenemos claro que este suelo se colocó en una época muy concreta».
El equipo reunió la moneda y otros objetos de interés para crear imágenes en 3D. Esas imágenes y el resto de la información obtenida en el yacimiento se agregaron para diseñar una base de datos interactiva a la que cualquiera podrá acceder online para recrear la excavación en formato digital, una iniciativa pionera en este ámbito.
«El iPad Pro ha hecho posible un nivel de integración e interacción con los datos que a Alex y a mí nos entusiasma», dice la doctora Emmerson. «Si necesito recordar qué aspecto tenía la zanja de Mary-Evelyn la mañana del 28 de julio, solo tengo que consultar sus objetos, su análisis del suelo, sus fotos y sus dibujos. Toda esta información está a unos toques».
En enero, el Dr. Badillo y sus colegas presentarán la base de datos y discutirán el flujo de trabajo del iPad Pro que ayudó a hacerlo posible en la conferencia anual del Instituto Arqueológico de América.
«El trabajo que hemos hecho con el iPad Pro ha sido un éxito y ha superado mis expectativas, ya que ha facilitado mucho el proceso de reunir tanto la información como a las personas del equipo», dice el doctor Badillo. «Creo que todo esto tiene mucho que ver con las prestaciones del iPad Pro y el Apple Pencil, así como su facilidad de uso».
Este año se ha hecho la primera de tres excavaciones. Los dos próximos veranos, Emmerson regresará con su equipo para retomar el trabajo en la zona. Cuando vuelva al yacimiento, verá las cosas desde una nueva perspectiva.
«Parece que el edificio no es tan antiguo como pensábamos», dice la doctora Emmerson, que se pasó la semana posterior a la excavación estudiando los datos con otros arqueólogos. «Según los objetos que hemos encontrado, sobre todo la moneda y las vasijas, creemos que data de mediados del siglo I d.C. Y las mejoras que se aprecian en los comedores del restaurante nos hacen pensar que Pompeya no era una ciudad en declive cuando se produjo la erupción, sino que estaba en su apogeo».
La doctora Emmerson cree que los dispositivos Apple han desempeñado un papel clave para llegar a esta conclusión en tan poco tiempo. Por norma general, los equipos arqueológicos no informan de sus hallazgos hasta varios años después de las excavaciones.
«Nunca había tenido una visión tan clara de un yacimiento al final de una excavación. Este es el proyecto arqueológico más ordenado y completo en el que he participado, y eso se debe en gran medida al iPad Pro», afirma. «Una de las razones por las que la tecnología desempeña un papel clave es que nos muestra lo que he hemos hecho y lo que hemos encontrado con total exactitud. Para mí es muy importante estar a la altura de la responsabilidad que implica excavar un yacimiento como este y contar la historia de sus antiguos habitantes».
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Imágenes utilizadas con permiso del Parque Arqueológico de Pompeya (MIC).