Instituto masculino Rotorua
(Nueva Zelanda)
Una educación que se adapta a la cultura, con Apple.
por docente
El instituto masculino Rotorua, situado en la Isla Norte de Nueva Zelanda, tiene la mayor proporción de estudiantes maoríes de todos los institutos ordinarios del país. En este centro educativo, que acoge a alumnos de 9 a 13 años, tres de cada cuatro estudiantes son de origen maorí. Dadas su ubicación en un área socioeconómica desfavorable y las desigualdades que afronta la juventud maorí, su misión es formar a los estudiantes para que sean catalizadores del cambio en su comunidad, guiados por el lema «whāia te iti kahurangi», que significa «hacia las estrellas, a través de la adversidad».
A fin de lograr este objetivo, el equipo directivo —incluido el anterior director Chris Grinter— apostó por crear un entorno de enseñanza y aprendizaje que celebre la cultura maorí. El centro eligió la tecnología Apple como su gran aliada y puso en marcha un programa donde cada estudiante recibe un iPad. Gracias a sus prestaciones avanzadas y versatilidad, el iPad permite expresarse más allá del texto escrito y favorece el fomento de la rica tradición oral del pueblo maorí.
Hoy en día todos los profesores del Rotorua cuentan con un MacBook financiado por el Ministerio de Educación neozelandés, así como con un iPad y un Apple Pencil que les proporciona el instituto. Los responsables del centro han constatado que estos dispositivos facilitan el diseño de clases interactivas que abrazan el espíritu de intercambio de conocimientos propio de la cultura maorí. Además de la formación profesional, todos los docentes completan el programa Apple Teacher, y algunos incluso obtienen la certificación de Apple Learning Coach. De esta manera, adquieren las habilidades y herramientas necesarias para impartir clases dinámicas e inclusivas.
Por ejemplo, Melissa Magatogia, responsable de tecnología y arte, lidera junto a su equipo la creación de unos recursos digitales llamados «Raukura Rauemi» en colaboración con la tribu iwi. El objetivo es ofrecer a los docentes material didáctico que sea culturalmente relevante. Cada recurso se basa en una leyenda local que Magatogia ilustra con Sketchbook y el Apple Pencil en el iPad. Luego anima estas ilustraciones en Keynote en su Mac y colabora con otros docentes para integrar este contenido en el plan de estudios. Desde su implantación, el profesorado ha observado una mayor motivación y un diálogo más profundo sobre la cultura maorí en clase.
«Detrás de nuestros recursos culturalmente sensibles, está la intención de conectar a los estudiantes con su whānau (familia), nuestra comunidad y el entorno local», explica Magatogia.
En su clase de historia, el profesor Josh Lewis utiliza el iPad para diseñar lecciones interactivas que faciliten a los alumnos de 13 años la compresión de temas complejos como las comunidades desplazadas o los conflictos territoriales. Por ejemplo, al estudiar la erupción del monte Tarawera y sus efectos en la aldea sepultada de Te Wairoa, los alumnos usan Mapas de Apple y mapas tribales iwi en Keynote para examinar las fronteras e identificar puntos clave. Luego, en una excursión a la zona, documentan el lugar con fotos, vídeos y notas de audio en el iPad. Whaea Tiaho Fairhall, subdirectora de aprendizaje, profesora maorí y descendiente de una familia iwi afectada, comparte relatos sobre la vida antes y después de la erupción. Lewis cree que, al disponer de herramientas para investigar y plasmar sus conclusiones en una presentación final, los estudiantes comprenden en una dimensión más profunda la relevancia histórica y cultural de las fronteras.
El plan de estudios culturalmente sensible y el programa de un iPad por alumno del instituto Rotorua promueven un ambiente inclusivo donde los estudiantes se expresan libremente y se implican en su formación. Al combinar los dispositivos Apple y el desarrollo profesional, el equipo docente puede crear lecciones con gran sensibilidad cultural. Los resultados hablan por sí solos. Desde la adopción del nuevo programa didáctico, el instituto ha mejorado las cifras de lectoescritura y aritmética, y logrado un rendimiento promedio del 92 % en los niveles 1-3 del NCEA, preparando así a los estudiantes para su éxito dentro y fuera del aula.