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02 diciembre 2020
La donación de equipo de protección personal de Apple ayuda a Zambia en su lucha contra el COVID-19 y el VIH
En un enorme almacén de Lusaka, un camión cargado de cajas con antirretrovirales está a punto de iniciar un viaje de dos horas hacia el oeste de la capital de Zambia con el objetivo de salvar varias vidas. Se dirige a una clínica rural en Mwembeshi, pero en esta ocasión, a su carga habitual se agregaron cajas con cubrebocas y caretas donadas por Apple para ayudar en la lucha contra el COVID-19.
Este año, el COVID-19 cambió drásticamente el panorama de la salud, y el Fondo Mundial, que coordina estos envíos para ayudar a combatir el sida, la tuberculosis y la malaria, tuvo que reaccionar rápidamente para hacer frente a esta segunda pandemia. Creó el Fondo de Respuesta al COVID-19, que está adaptando sus programas existentes para que las personas que requieren de tratamientos vitales, incluyendo el suministro de antirretrovirales de por vida, puedan seguir recibiéndolos de forma segura.
Apple comenzó a trabajar con (RED) en 2006 y ha lanzado docenas de productos y accesorios en el marco de la campaña, incluyendo los últimos modelos de iPhone 12 y iPhone SE (PRODUCT)RED. Como resultado de esas ventas, Apple y sus clientes han logrado reunir casi 250 millones de dólares para financiar los programas del Fondo Mundial en África subsahariana. A medida que el COVID-19 se extiende por todo el mundo, Apple redirigió los fondos de (PRODUCT)RED hacia el Fondo de Respuesta correspondiente y seguirá haciéndolo hasta el 30 de junio de 2021. Apple también donó millones de unidades de equipo de protección personal (PPE) al Ministerio de Salud de Zambia. Esto incluye tanto cubrebocas quirúrgicos provenientes de la cadena de suministro de Apple como caretas diseñadas y fabricadas por Apple.
De regreso al Centro de Salud Rural de Mwembeshi, ha llegado el camión cargado de antirretrovirales y PPE de Apple, el cual es recibido por el personal, incluyendo a Prosperina Mwanza, quien dirige la clínica.
“Este suministro de PPE contribuirá en gran medida a reducir la transmisión de infecciones”, señala Mwanza, que ha visto cómo el COVID-19 afecta gravemente a su clínica, especialmente a los pacientes con VIH que reciben tratamiento antirretroviral. “El principal problema en este momento es que las personas dejaron de venir para darle seguimiento a su tratamiento por el temor de estar en contacto con pacientes de COVID-19”.
Es un reto al que se enfrentan los profesionales de la salud en Zambia y en África subsahariana. Yoram Siame es el director de promoción, planificación y desarrollo de la Asociación Cristiana de Salud de Zambia (CHAZ), el mayor proveedor de salud no gubernamental del país.
“Actualmente la gente tiene miedo de acudir a los centros de salud”, afirma Siame. “Este es un tema de gran importancia para las personas que viven con VIH, porque cuando se habla de COVID-19, este mata desproporcionadamente a las personas con condiciones preexistentes. Así que, ¿cómo nos aseguramos de que las personas que se encuentran en tratamiento de por vida reciban apoyo? Y al mismo tiempo, ¿cómo pueden acudir a un centro de salud con la seguridad de que están a salvo? Es un ejercicio un poco complicado de equilibrar”.
La respuesta del Fondo Mundial fue adaptar sus servicios de salud para garantizar un equipo de diagnóstico y pruebas de COVID-19 rápido y de calidad, ampliar la administración de tratamientos a las comunidades locales y proporcionar recursos educativos sobre seguridad sanitaria a los trabajadores de la salud de la comunidad.
“El Fondo Mundial ha sido un punto de inflexión”, asegura Siame. “Pudimos destinar parte de los fondos a equipos de protección personal para los trabajadores de la salud, aumentamos nuestra capacidad de pruebas [de COVID-19] y pudimos responder a nivel comunitario para hacer que la gente comprendiera lo que significa el COVID-19 para ellos y sus familias”.
El Hospital Cardinal Adam Memorial, ubicado 50 kilómetros al este de Mwembeshi, recibió hace unas semanas el primer cargamento de PPE de Apple. Samson Tembo es un oficial militar retirado que ha coordinado el programa de VIH del hospital durante los últimos dos años.
“El PPE es sumamente importante porque ayuda a proteger físicamente a los trabajadores, además de ayudarnos psicológicamente a realizar nuestro trabajo con mayor libertad”, comenta Tembo.
A medida que avanzaba la pandemia de COVID-19, el hospital se vio obligado a adaptar su plan de tratamientos porque muchos de sus pacientes permanecieron en casa.
“Tuvimos que suministrarles medicamentos para periodos más prolongados de lo habitual, de modo que los pacientes no tuvieran que venir al hospital frecuentemente”, señala Tembo. “Debido a eso, no sabemos si están tomando los medicamentos correctamente en términos de cumplimiento. Como médico, necesito saber cómo les está yendo, así que si no los veo regularmente, se convierte en un problema”.
Wilson Kalunga, que dio positivo a una prueba de VIH hace cinco años, es uno del millón de zambianos que reciben diariamente antirretrovirales (ARV) gracias a la ayuda del Fondo Mundial para controlar el virus y evitar que se convierta en sida. El paciente de Tembo no ha dejado que el COVID-19 interrumpa sus visitas al hospital.
“Me sentiría muy preocupado si dejara de tomar el medicamento”, dice Kalunga. “Por eso vine, porque sé que tengo que tomar los ARV para siempre. Si dejo de tomarlos, podría contraer otras enfermedades”.
Durante las últimas dos décadas, Zambia ha experimentado un progreso significativo en la lucha contra el VIH/sida. En 2003, 61,000 zambianos morían cada año de enfermedades relacionadas con el sida. Gracias a la labor del Fondo Mundial, en colaboración con el Gobierno de Zambia y los proveedores de servicios de salud, las muertes relacionadas con el sida han disminuido en más de 70% y los nuevos casos se han reducido a la mitad desde su punto máximo. El Fondo Mundial también apoya un objetivo más ambicioso encabezado por Naciones Unidas: poner fin a la epidemia de sida para el año 2030.
“No tengo ninguna duda de que, dentro de 10 años, el sida será un tema para los libros de historia, siempre y cuando evitemos caer de nuevo en la desinformación”, afirma Siame de la CHAZ. “Con disruptores como el COVID-19, es evidente que tendremos que trabajar mucho para lograr nuestro objetivo, pero creo que el COVID-19 ha sido una gran prueba de la capacidad [del Fondo Mundial] para adaptarse a las circunstancias cambiantes”.
Tembo del Hospital Cardinal Adam Memorial tiene la esperanza de que las medidas adicionales coordinadas por el Fondo Mundial, incluyendo los envíos de PPE de Apple, ayudarán a sus pacientes a sentirse lo suficientemente seguros como para regresar a sus tratamientos habituales.
“Nuestros pacientes se beneficiarán porque cuando vengan al hospital, tendrán la certeza de que también están protegidos”, afirma.
Kalunga, el paciente de Tembo, está de acuerdo y aconseja a otros miembros de la comunidad, que pudieran estar nerviosos, a ir por su tratamiento.
“Voy a la clínica; no me he contagiado de COVID-19. Así que espero que ellos también sigan mi ejemplo.”
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Imágenes del PPE de Apple en Zambia