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16 enero 2020
Nueva apariencia para que los jóvenes en riesgo puedan empezar de nuevo
Una integrante del equipo de Apple ayuda a gente con necesidades a empezar de nuevo
Cuando uno se sienta en la silla de la barbería, sucede algo mágico. Año tras año se van tejiendo conversaciones en una relación que genera una conexión entre dos personas, en esa ventana finita de tiempo. También hay magia en la transformación que permite empezar de nuevo.
Jaz Limos nació en San Francisco y hoy es gerente del Centro de Visitantes de Apple Park en Cupertino, y quizá fue esa conexión y la transformación que vivió lo que la llevó a querer ayudar a las personas que viven en la calle.
“Me empecé a obsesionar cada vez más con las razones por las cuales uno se abre emocionalmente cuando va a la barbería o a la peluquería”, cuenta Limos.
En 2016, tras compartir su comida con un desconocido que vivía en la calle en un negocio de sandwiches en Oakland, Limos quedó perpleja al descubrir que ese hombre era su padre, al que no veía desde la adolescencia. Desde entonces se convenció cada vez más de que debía hacer algo. Durante meses pensó en ese encuentro fortuito, lo habló una y otra vez con su barbero, pensando cómo podía hacer para cambiar la vida de la gente. Fue así que se dio cuenta de lo fácil que era abrirse desde ese lugar y lo que sentía al verse en el espejo tal como era.
“Me di cuenta de que hay miles de formas en las que uno puede ayudar, y la forma de acercarse tiene que ser desde un lugar donde uno pueda construir una relación. Por eso la barbería era una forma sumamente orgánica donde todos pueden abrirse y sentirse mejor al mismo tiempo”, explica Limos.
El enfrentarse cara a cara con las necesidades de su propia familia llevó a Limos a dedicarse a devolver a la comunidad algo de lo que ella misma recibió. Luego sucedieron varias cosas que fueron abriendo el camino hacia la solución: así nació Saints of Steel, un sitio itinerante de barbería y transformación para los más carenciados que necesitan un empleo, vivienda y un nuevo comienzo.
Como CEO y fundadora de la nueva organización, Limos construyó Saints of Steel de la nada, con todo el apoyo de su familia de Apple. Durante el primer año, la organización se financió casi completamente con los aportes de voluntarios y donaciones de Apple. “Cuando empezamos, nuestro directorio estaba conformado casi enteramente por empleados de Apple que simplemente decidieron arremangarse y ayudar”, cuenta Limos. “Habíamos visto el poder de Benevity y el programa de duplicación de donaciones de la empresa, que prácticamente fue lo que hizo posible este programa”.
“Me siento presentable y eso me hace sentir mejor. Hoy me cortaron el cabello y conocí gente excepcional”.
La caridad está en la esencia de los integrantes de los equipos de Apple y los empleados de la empresa de todo el mundo. Casi un 80% del financiamiento de Saints of Steel durante el primer año provino de Benevity, la plataforma de donaciones de la empresa, y un 74% de esas donaciones fueron realizadas por Apple. Algunos integrantes del equipo de Apple como Harry Smith, gerente sénior del Centro Comercial Apple Stanford, formaron parte de la junta de la organización, y siguen donando su tiempo para eventos.
Y sólo en 2019, unos 21,000 empleados de toda la empresa donaron su tiempo y $42 millones a causas de su interés. Cuando a ello le sumamos las donaciones realizadas por la empresa por su política de duplicar las donaciones donando 1 dólar por cada otra donación de un dólar y $25 por cada hora de voluntariado, las donaciones de Apple a las distintas causas ascienden a más de $100 millones durante todo el año.
“En Apple estamos decididos a cambiar el mundo para mejor, y devolver a las comunidades en las que vivimos y trabajamos algo de lo que nosotros hemos recibido”, cuenta Lisa Jackson, vicepresidenta de Medio Ambiente, Políticas e Iniciativas Sociales de Apple. “Los empleados de Apple como Jaz son el reflejo de esta cultura de dar todos los días y donaron más de un cuarto de millón de horas el año pasado. Tenemos un fuerte compromiso con nuestras comunidades locales y estamos decididos a hacer lo que podamos para mejorar el mundo”.
En un edificio cualquiera en una calle tranquila de San Francisco, el equipo de Saints of Steel está preparando todo para el evento de transformación del día. Jerome Villanueva y Halden Woody les cortan el cabello a los jóvenes que se preparan para sus nuevos empleos y entrevistas en toda la ciudad.
Algunos de los clientes de hoy son Dominique Jackson, Elijah Holloway, Frank Clay y Rika Ilay Abbir, que no acaba de decidir si se sentará o no en la silla.
El lugar es acogedor: una de las salas de un centro de servicios para los jóvenes sin techo que ofrece refugio a muchos de ellos, un lugar de empleo y pasantías para otros, y un lugar seguro para los más de 1,100 jóvenes que andan por las calles de San Francisco cada noche sin tener adónde ir.
Hoy Limos no hará cortes de cabello, pero igualmente está presente con la cofundadora de Saints of Steel, Jules Reyes; Harry Smith, del Centro Comercial de Apple en Stanford y los barberos voluntarios, Villanueva y Woody.
Abbir se prepara para su pasantía en la Comisión de Derechos Humanos, donde espera poder aprovechar su lugar para crear oportunidades además de cumplir sus responsabilidades diarias. “Llevará mucho tiempo, dedicación y energía, pero me estoy preparando para ello”, afirma.
Dominique Jackson es el primero en sentarse en la silla de Villanueva para un recorte de puntas que hará que sus rulos cobren vida.
Jackson comenta acerca de su corte: “Trabajó con dedicación, y se tomó su tiempo. Eso es lo que todos necesitamos: tiempo, paciencia y atención, particularmente con mis rulos mágicos”.
Jackson es guardia de seguridad en Chase Center y aspirante a empresario. Está armando su página web y buscando nuevos contactos que apoyen su visión de una marca de moda.
“Me siento mejor al presentar mi CV y postularme para este trabajo en la otra cuadra”, explica Jackson. “Me siento presentable y eso me hace sentir mejor. Hoy me cortaron el cabello y conocí gente excepcional”.
Holloway se prepara para una entrevista y sabe que el aspecto personal es importante. “Tenía el cabello tan largo que parecía Wolverine. Este nuevo corte me pone en otra situación, y ahora estoy listo para trabajar”, explica.
Holloway cuenta: “A mí me llevó un minuto llegar aquí, y la verdad es que no puedo evitar sonreír. Yo sé que esto es lo que quieren, que todos tengamos el cabello prolijo y arreglado. Y no es sólo para el trabajo, pero se siente muy bien”.
“Saca a la luz lo que tenemos dentro”, dice Abbir. “Me siento más sociable, calmo, relajado. Es como romper el cascarón”.
Las personas como Jackson, Holloway y Abbir le recuerdan a Limos cuán fácil es dejar una huella positiva. Saints of Steel hoy ya tiene voluntarios en San Francisco, Los Ángeles, Hawái, Las Vegas y Nueva York, y otras 11 ciudades de los Estados Unidos ya han manifestado su intención de participar de la red. Con el modelo definido y probado en los últimos tres años, Limos volvió a Apple después de otro encuentro fortuito, esta vez con un exgerente que quería que regresara en una nueva función.
“Ahora que regresé a Apple y que estoy un poco allí y un poco aquí, espero que la gente entienda que es completamente posible colaborar o ayudar, o dejar una huella, a pesar de tener un empleo de tiempo completo”, explica Limos.
Imágenes de Saints of Steel